¿Qué grasas debo reducir en mi alimentación diaria y cómo?

Las grasas han de constituir menos del 30% del aporte calórico total. De ese 30%,
menos del 10% del aporte calórico diario debe ser en forma de grasas saturadas
(manteca, mantequilla, beicon), menos del 10% en forma de polinsaturadas (este tipo
de grasa se encuentra en el aceite de maíz, de girasol y de soja) y el resto en forma de
grasas monoinsaturadas, que son las «menos malas».
Estas últimas se encuentran en el aceite de oliva, y de colza y en los frutos secos, en particular en las nueces, almendras y avellanas.
Las grasas saturadas son las más perjudiciales, debido a su efecto sobre la elevación
del colesterol total y del colesterol LDL. El consumo de colesterol con la dieta debe ser
inferior a 300 mg/día (y a 200 mg/día si el colesterol LDL está elevado).
Para conseguir reducir el consumo de grasas, en lugar de freír o guisar los alimentos, se pueden cocinar a la plancha, al horno, asados, cocidos, hervidos...

Fundamentos científicos:
Para una alimentación saludable, el porcentaje de las calorías totales procedentes de
los lípidos ha de situarse en alrededor del 30%.
El porcentaje de grasas saturadas, en pacientes con diabetes mellitus, debería ser
inferior al 7%. Las principales fuentes alimentarias de grasa saturada son productos de
origen animal (manteca, mantequilla, beicon, etc.). Menos del 10% deberían ser
grasas polinsaturadas, que proceden fundamentalmente de aceites vegetales, como el
de maíz, girasol o soja. La mayor parte de la grasa de la dieta debería ser
monoinsaturada.
Las principales fuentes dietéticas de grasa monoinsaturada son el
aceite de oliva y los frutos secos (avellanas, almendras, nueces, etc.). El aporte diario
de colesterol debería ser inferior a 300 mg/día. Entre las principales fuentes de
colesterol figuran los embutidos, las natas y la yema del huevo.
En la práctica, si existe sobrepeso u obesidad, reducir la grasa de la dieta es la forma más fácil de reducir el aporte calórico, por lo que la alimentación de un diabético tipo 2 con sobrepeso ha de ser muy baja en grasa, y ésta debe proceder sobre todo del
aceite de oliva, evitando al máximo los embutidos, las carnes grasas, los quesos y la
bollería y restringiendo el consumo de huevos a dos semanales.