Los Medios de Comunicación y la Desviación de los hábitos alimentarios


La Academia Europea de Pediatría público datos sobre como el "uso de Internet y ver televisión" fueron las actividad de ocio mas frecuentes (76,2%) en una encuesta realizada a población juvenil, y a la cual se le dedica mas tiempo dentro del tiempo de ocio estimado (en una jornada promedio se estima un tiempo de ocio de aproximadamente 5 horas, de las cuales 2 horas son dedicadas a mirar TV).
En España, en general se habla de mas de 20 horas semanales frente a la computadora y/o  frente al televisor, tanto en los días de actividad escolar, como especialmente los fines de semana o periodos de receso escolar, donde este numero de horas puede duplicarse.
La Asociación Americana de Pediatría confirma que el niño medio de Estados Unidos, pasa mas tiempo utilizando Internet o mirando TV que en cualquier otra de sus actividades diarias, excepto durmiendo.
La TV tiene un efecto acumulativo, de manera que a mayor tiempo que el niño o joven pasa recibiendo un mensaje, mayor impacto producirá sobre ellos.
El principal objetivo de la publicidad televisiva es vender a los niños alimentos y juguetes, siendo estas las dos categorías más publicitadas.
Los niños son muy receptivos al mensaje publicitario, del que aproximadamente el 60% esta relacionado con la alimentación, a su vez cuando estos mensajes han sido analizados por expertos, se evidencia que mas de un 70% del contenido es inexacto, impreciso, inadecuado, erróneo y engañoso.
En relación directa con la alimentación, el impacto de la publicidad, puede traer aparejado una mayor ingesta calórica y el fenómeno del picoteo de alimentos frente a la programación televisiva, lo que asociado a la pasividad e inactividad, son factores directos del aumento de la prevalencia de la obesidad.
Los medios de comunicación pueden jugar un papel decisivo en la modificación de hábitos alimentarios y son infinitas las posibilidades que estos medios bien usados, podrían tener en el terreno de la educación para la salud.
Así como en forma creciente están ayudando a concientizar a la población sobre los riesgos del consumo del tabaco, el  alcohol, y las drogas, la educación alimentaria también debe llegar a estos canales de comunicación, divulgada en forma seria y responsable por parte de los que somos profesionales en Nutrición.


El Hierro


Cuando se plantea cambiar patrones en la alimentación, surgen muchas dudas. Por ejemplo, al dejar las carnes lo mas corriente es que surja una alarma por la posible falta de hierro o proteínas. Según el doctor Claudio Esteve, "es un gran error: la casi totalidad de los anémicos por déficit de hierro en nuestro país son comedores de carne". Y continua: "En realidad, el hierro abunda en frutas, verduras y cereales integrales, como las remolachas, espinacas, perejil, tomates, trigo, aceitunas negras, lechuga, escarola, espárragos, alcauciles, repollos, etc. Su absorción aumenta si están en estado crudo y aderezazos con jugo de limón. Siempre hay que tener en cuenta que el principal alimento del hombre no son las carnes, sino las frutas, las hojas (verduras de hoja) y las raíces (papas, batatas, zanahorias, remolachas, nabos, etc, entre otras)".

Dime que comes........

El consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales puede prevenir la diabetes, la hipertensión y la obesidad infantil, enfermedades que en la Argentina alcanzan niveles alarmantes.
Elegimos el mejor combustible para nuestro vehículo, sin embargo, a la hora de alimentarnos, no siempre seguimos las pautas más saludables para nuestro cuerpo. ¿Con que alimentamos nuestro organismo? ¿Como nutrimos esta maravillosa maquinaria con la que debemos desplazarnos por el mundo hasta el final de nuestros días? ¿que relación tiene nuestra alimentación con las enfermedades?
El principal aforismo de Hipócrates anunciaba hace ya varios siglos: "Que el alimento sea tu medicina". La consigna, sustento fundamental de la medicina naturista, guardaba en tan simples palabras una base trascendental. Somos lo que comemos- algo que podríamos ampliar a todo lo que nos nutre a través de nuestros diferentes sentidos- si nos alimentamos mal, mal estará nuestra salud. “En una alimentación rica en frutas y verduras crudas, en lo posible orgánicas y sin pesticidas ni manipulación genética, el nivel de toxinas resultantes de su combustión será muy inferior que si utilizamos alimentos de baja calidad como procesados, refinados, colorantes, hidratos de carbono de alto índice glucemico (azúcar blanca, golosinas, harinas refinadas, etc) o alimentos ricos en grasas como carnes, quesos grasos y embutidos".
Lo cierto es que hoy la ciencia a través de diferentes estudios nos permite interiorizarnos sobre los beneficios y perjuicios de los diferentes tipos de alimentación, dando cuenta de muchas enfermedades que han ido apareciendo o cambiando de acuerdo con nuestras formas de nutrirnos.
Ya en 2006, durante el congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, se advertía que una dieta grasa y sin vegetales elevaba un 35% el riesgo de cáncer. Al mismo tiempo la Organización Mundial de la Salud (OMS) daba a conocer otros efectos del tipo de alimentación al informar la posibilidad de combatir el hambre con alimentos lacto vegetarianos por considerarlos mas económicos y nutricionalmente mas completos.
Actualmente, hay corrientes que buscan en la alimentación una mejor calidad de vida. En el caso del naturismo, una dieta guiada por sus principios, rechaza absolutamente el consumo de carnes de origen animal o cualquier tipo, incluyendo frutos del mar. Consultado sobre la relación de su consumo y la mala alimentación en ciertas enfermedades, Esteve, señala "sin duda el cáncer y el síndrome metabólico- diabetes, obesidad, hipertensión arterial y dislipemia- se están transformando en una pandemia.
La argentina es hoy el segundo país en el mundo en cáncer colorrectal y el país con mayor obesidad infantil de América latina: el 26,4% de los chicos y adolescentes argentinos es obeso o tienen sobrepeso".


Cambio de hábito:
Pautas básicas para una alimentación sana:
10 pintos claves para una buena alimentación:
1- Realizar 5 o 6 comidas diarias.
2- Iniciar el almuerzo con una buena ensalada y luego el plato principal.
3- Comer tranquilo y masticando bien cada alimento.
4- No acompañar las comidas principales con pan.
5- No consumir frituras.
6- En lo posible utilizar sal y azúcar blanca con moderación, es preferible la sal marina y el azúcar integral
7- Reducir el consumo de carnes rojas, embutidos y huevos enteros.
8- Respetar el horario de cada una de las comidas.
9- Realizar actividad física diariamente.
10- Beber mucho líquido, sin agregado de alimentos con calorías.