La nutrición del adulto mayor

La Habana, marzo 25.- La alimentación saludable es una de las claves para una buena salud a cualquier edad incluidas las personas de la tercera edad.

La nutrición adecuada ayuda a mantener bajo control un importante factor de riesgo para la obesidad, la diabetes mellitus tipo 2, varios tipos de cáncer, la osteoporosis, la hipertensión arterial, la elevación de las grasas sanguíneas, las afecciones del corazón y las cerebrovasculares y otras enfermedades crónicas.
También es un elemento evidente para evitar los estados depresivos y para mantener la agilidad mental.

APORTES SALUDABLES

Los alimentos aportan la energía y los nutrientes necesarios para mantenerse sano, incluyendo las proteínas, las grasas, los carbohidratos, las vitaminas, los minerales, la fibra vegetal y el agua.
Cuando la edad aumenta el organismo puede necesitar ingerir menos energía por disminución de la actividad física, bien sea por falta de motivación o por problemas de salud, pero si se precisa consumir la misma cantidad de los nutrientes contenidos en los alimentos.
Para cumplir a satisfacción este objetivo se deben elegir una gran variedad de alimentos saludables y evitar aquellos ricos en las llamadas “calorías vacías” contenidas en los alimentos de elevada densidad calórica pero pobres en nutrientes esenciales como son los dulces, los alimentos fritos, los refrescos azucarados, los helados o las bebidas alcohólicas.
Por todos es aceptado como una buena nutrición es esencial para la salud y las habilidades funcionales en las personas de la tercera edad.

ETERNA JUVENTUD

La manera más efectiva de retardar e incluso revertir los efectos del envejecimiento y diferentes enfermedades crónicas es a través de una alimentación nutritiva y balanceada con el añadido de los ejercicios físicos y mentales.

Cuando transcurren los años se van produciendo cambios fisiológicos en el organismo necesitado de múltiples nutrientes.

Pueden sumarse problemas dentarios y ellos pueden interferir o limitar la capacidad de consumir algunos alimentos como frutas, vegetales y proteínas de origen animal.
Es posible la aparición de otros factores capaces de interferir con una adecuada y equilibrada alimentación tales como la limitación de recursos económicos derivados de la jubilación y la falta de ingresos monetarios por otras vías, la depresión por la pérdida de seres queridos, diversos grados de deterioros mentales o la falta de apoyo familiar.
En la tercera edad pueden aumentar las necesidades de vitamina B12, E, B6, D y ácido fólico y de minerales como el calcio y el zinc.

ES MEJOR PREVENIR

Una vez identificados los problemas nutricionales en este grupo de edad se hace necesario diseñar una estrategia para combatirlos.
Por este motivo se han recomendado varios aspectos a tener en cuenta como son los servicios sociales, la conservación de la dentadura con visitas frecuentes a las consultas de estomatología o el empleo de prótesis dentales apropiadas, incorporación a la vida diaria de ejercicios mentales como ayuda a mantener alerta el estado de conciencia, conocer la acción de los medicamentos utilizados por esa persona e instruirlo en las virtudes de los alimentos más necesarios.
La alimentación debe contener los requerimientos calóricos necesarios, ser adecuado en proteínas y carbohidratos complejos como los presentes en las frutas y los vegetales, alta en vitaminas, minerales y fibra dietética y baja en carbohidratos simples y en grasas especialmente las llamadas saturadas y trans.
Una alimentación bien planificada en la tercera edad contribuye a mantener un buen estado de salud y a vivir con felicidad muchos años llenos de vigor y energía.

Hidratación: un hábito saludable que hay que aprender y seguir .

Las frutas y verduras son una buena forma de incorporar agua. Evitar bebidas dulces.

Hidratarse en verano es una necesidad básica. Nuestro cuerpo lo pide a gritos: es el combustible para seguir adelante cuando el calor se hace notar. Si no lo hacemos, se nos seca la boca, sentimos dolores de cabeza, mareos, fatiga y calambres musculares. Y aunque parezca una cuestión obvia, no siempre nos hidratamos correctamente.
“El agua es un nutriente esencial para la vida, constituye aproximadamente el 70 % del peso corporal. Forma parte de la sangre, la linfa, y de todos los líquidos y fluidos del cuerpo. Sin agua no podríamos vivir: apenas se toleran un par de días sin su ingesta”, dice Viviana Viviant, nutricionista y personal trainer.
Los especialistas recomiendan ingerir 2,5 litros de agua por día aunque parte de ese líquido se “bebe” a través de alimentos. “Normalmente este requerimiento se cubre con un litro de agua contenida en los alimentos –en especial frutas, verduras y lácteos–, 1,2 litros de agua como bebida y 300 ml. de agua endógena producida a través del metabolismo de los alimentos”, explica Viviant, también directora del portal Nutrición y Vida Sana.

Una manera de calcular la ingesta necesaria de agua diaria es por medio de la relación con el peso corporal: se calcula que un adulto debe incorporar 35 ml. de agua por kilo, cada día. Entonces una persona de 70 kg. deberá multiplicar 70 por 35 para saber que debe ingerir un mínimo de 2.450 ml. diarios.
“La base del óvalo de la nutrición es una canilla. Esto marca lo importante que es el consumo de agua, que es la bebida más natural, no tiene edulcorantes ni colorantes y cumple múltiples funciones”, señala la nutricionista Marisol Díaz. El consumo de infusiones, caldos y jugos naturales puede complementar la ingesta de líquido, pero según los especialistas es fundamental incorporar el hábito de tomar agua.
¿Cómo darnos cuenta de que estamos bebiendo lo suficiente? Es habitual comenzar a beber cuando tenemos sed. Sin embargo, las nutricionistas consultadas señalan que este es un signo tardío. “La sensación de sed representa un grado de deshidratación del 2% del peso corporal. Especialmente en verano, no hay que esperar a sentir sed para beber y los líquidos que se tomen deben estar frescos (de 5 a 10º C) para ayudar a refrigerar el organismo”, explica Viviant. “Un cuadro de deshidratación puede traer muchas complicaciones. La primera es que no vamos a orinar y al reducir la orina, surgen problemas que se van agravando con las horas”, agrega Díaz, y subraya: “Con los niños y los adultos mayores hay que tener más precauciones ya que son especialmente sensibles e incluso pueden necesitar una internación para hidratarlos por vía endovenosa” (ver Empezar...). Tomar agua de más, en cambio, no trae ningún perjuicio, ya que el exceso se elimina rápidamente por vía renal.
El consumo diario de líquidos es importante en cada estación del año, aunque en época estival lo es aún más. Es un hábito que podemos aprovechar a incorporar durante el verano, ya que las altas temperaturas nos invitan a beber más, pero que debemos adoptar el resto del año. Son muchos los beneficios que lograríamos. “Una hidratación adecuada contribuye a un buen funcionamiento renal e intestinal, a brindar saciedad permitiendo comer menos y a mantener saludable la piel”, concluye Viviant.

Consejos

Si le cuesta tomar líquido, llevar una botella de medio litro en la cartera, bolso o mochila. Tenerla siempre a mano para no olvidarse de beber y cuando se vacía, volver a llenarla inmediatamente.

Lo ideal es tomar agua: es la bebida más natural, no tiene edulcorantes ni colorantes y además cumple múltiples funciones. Evitar las bebidas saborizadas o las gaseosas, porque incoporan azúcares.

Las infusiones, caldos, sopas, jugos naturales y gelatinas sirven para mantenerse hidratados. Las bebidas con alcohol o las energizantes no.

Las bebidas para deportistas son recomendadas para las personas que hacen deportes por más de una hora y pierden agua por piel a través de la transpiración. Si no, no son necesarias.

Incorporar agua a través del consumo de frutas y verduras.

La hidratación es tan vital como una alimentación sana y equilibrada.